lunes, 11 de enero de 2016

Los hermanos Lanatta y Victor Schillaci

Las fuerzas de elite y esos tapes. 

Las fuerzas de elite están conformadas por personas de distintos orígenes, con una preparación especial para situaciones especiales. Y por su preparación están como robotizadas, automatizados. 

Además, conforman grupos totalmente cerrados y muy desconfiados con otros grupos similares o de grupos que consideran inferiores por no haber sido sometidos a su entrenamiento y preparación. 
Con la fuga de los tres condenados por el triple crimen de Gral. Rodríguez, salieron los hombres más preparados de las distintas fuerzas de seguridad. Y los fugitivos, dieron su primera pista al balear sorpresivamente a dos agentes policiales que hacían un control vial de rutina. Ya sabían por dónde estaban los prófugos. Todos los cuerpos de elite bien pertrechados, con helicópteros, autos, camionetas, carros de asalto, salen a buscarlos. “Ya están cercados”. Pero se les escaparon delante de sus narices. 
Días después, los servicios de inteligencia detectan que están en San Carlos, Provincia de Santa Fe. Se comisiona a la Gendarmería Nacional que con su fuerza de elite, va a atraparlos sin ayuda de nadie, y menos de esos tapes de la policía santafesina, que para colmo se han criado en medio de las chacras sembradas de maizales y soja. 
Su soberbia los llevó a errar el lugar y dos gendarmes fueron sorprendidos por los prófugos y heridos. Se les vuelven a escapar delante de sus narices. Después se instalan en el centro de la ciudad de Santa Fe hasta que deciden tomar el camino de la Costa. Pero desconocedores de los caminos rurales y sus “trampas”, sufren un vuelco, donde se lesiona Martín Lanatta. A pie llegan a una vivienda donde roban otra camioneta. Y otra “trampa” de esos caminos, los deja varados. Agotados siguen a pie, y Martín Lanatta queda rezagado necesita beber agua, y esos tapes, civiles y policías mezcla de gringos, mocovíes y guaraníes, lo capturan sin disparar un solo tiro. Lo llevan tranquilamente detenido a la Comisaría de Cayastá y entonces aparecen todos para la foto. Los cuerpos de elite y los Jefes rodean la Comisaría. Momentos después se dice que fue capturado Cristian Lanatta y luego Victor Schillaci. 
La noticia se difunde por todos los medios de comunicación social, pese a no haber ninguna comunicación oficial sobre alguna captura. 
Se empieza a difundir una foto de Victor Lanatta con las lesiones producto del vuelco. Y desde el Gobernador de Santa Fe, el ex gobernador Bonfatti hasta las máximas autoridades nacionales twittean las felicitaciones y la alegría por la captura de los evadidos. El Jefe de Policía y el Ministro de Seguridad de la Provincia guardan silencio durante varias horas, mientras cientos de hombres de las fuerzas de seguridad permanecían en el lugar como cenicero de moto, sin ocuparse en buscar a los dos prófugos. En tanto, los héroes de la jornada, permanecían como convidados de piedra. Nadie les llevaba el apunte, nadie les daba más información. Solo el pueblo vivaba a la Policía de Cayastá. Luego estalló el papelón. Solo había un detenido, Martín Lanatta. 
Como perro que volteó la olla, mirando para otro lado, el Jefe de Policía y el Ministro de Seguridad, al igual que todos los grupos de elite, seguían los procedimientos escritos en los manuales, con todos los medios disponibles a su alcance. 
Y 48 horas después de la primera captura, la policía de Cayastá con la colaboración de los vecinos y sin disparar un solo tiro, capturó a los otros dos prófugos. Esos tapes, civiles y policías mezcla de gringos, mocovíes y guaraníes, los capturan sin disparar un solo tiro. Estos tapes, no tienen el entrenamiento de los grupos de elite, ni usan manuales de procedimientos especiales. Conocedores del lugar, usan algo que escasea en muchos ámbitos: SENTIDO COMÚN.

Orlando Agustín Gauna Bracamonte

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