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El discreto encanto de la democracia
Las Tablas que dieron celebridad a Moisés suponen la previa existencia comunitaria de todos los abusos y transgresiones que ellas condenan. En la medida en que respeta la ley, la democracia republicana mantiene viva la memoria de los fracasos previos que recomendaron su empleo tanto como la conciencia de que es posible volver a caer en ellos. Porque se sabe débil, no incurre nunca en su autoidealización. Es insomne. Su vigilia es perpetua. Aspira a eludir la celada con que la tienta la serpiente del Génesis, ésa que asegura que está a nuestro alcance obrar como dioses inspirados.
Por Santiago Kovadloff
Fuente: LA NACIÓN
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