“A Cabandié le han dado de la nada un poder inusitado, de golpe, que lo emborrachó y le hizo daño. La dictadura lo destruyó, pero los Kirchner lo terminaron de matar” (de Laura Di Marco, periodista, a Radio Continental).
Alguien le enseñó a Cabandié que era la descendencia de los treinta mil mejores argentinos, al punto de que lo transformaron en alguien que, si hoy pudiera elegir ser víctima, lo hubiera hecho.
La torpeza y la ignorancia de Cabandié son tristes y evidentes.
Me preocupa la de los que todavía no enfrentaron a los agentes de tránsito, la de quienes creen a pie juntillas en una historia que le inventaron los viejos para justificar su propio fracaso.
Por Jorge Lanata
Fuente Clarín
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